Despierta en la húmeda habitación de Boulogne sur Mer.
-¿Qué hora es, Cabral?
-Las diez de la mañana del 17 de agosto de 2016, mi general don José.
-¡Carajo!- expulsa una flema de 166 años, el piso de madera cruje bajo el peso del gargajo. -Qué apoliyo me mandé... ¿es feriado, hoy?
-Ya no, mi general don José. El feriado fue el 15, anteayer, lunes. Feriado puente, lo llaman ahora.
-¿Y qué feriado fue ese?
-Algo de la Virgen, mi general don José.
-¿Quedan vírgenes...? ¡Para qué habré liberado medio continente, para qué tantas hermosas mujeres desvirgadas por mí vieron al sol de los Andes reverberando en los plumajes del cóndor!
-El tiempo pasa, mi general don José. Ayer interpelaron a un ministro que quiere reventarles la vida a millones de argentinos de a pié.
Expulsa otra flema que debe contener ácido muriático porque perfora el piso de madera crujiente.
-Y para qué mierda me habré abrazado con ese Bolívar en Guayaquil.
-Eso nos preguntamos muchos, mi general don José. Siento a veces, y disculpe mi atrevimiento, que me dejé matar al pedo por usted.
-¡Caballo de mierda!
-¿Le traigo el desayuno, mi general don José?
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