20160824

EL RETORNO DE LA DERECHA GOLPISTA EN BRASIL

Publicado en la Revista número 1 de VOCES DE AMÉRICA

"Para sostenerse, y también para tomar nuevo impulso, el tándem Dilma-Lula tendrá que
apuntar a una disputa simbólica en todos los planos: las calles, hoy ganadas por los sectores
más conservadores; los medios, donde hoy se afinca el antipetismo más extremo, recubierto
de intrigas; y las instituciones. En los tres ámbitos se desarrolla, al mismo tiempo
y con ritmos diversos, el intento de golpe institucional".
La frase corresponde al politólogo y periodista, Juan Manuel Karg. Y no le falta razón. Desde
aquí y desde allá, todo se dispuso de manera artesanal. Fue un plan sistemático, que
no se gestó de un día para el otro.
Este golpe de Estado bajo la figura de juicio político que enfrenta la presidenta de Brasil
Dilma Rousseff tiene varios responsables.
Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de Diputados, fue de alguna manera la cara visible
de la conspiración para tumbar a Dilma y destruir al Partido de los Trabajadores.
¿Algunos datos de Cunha? Este ultraconservador fue procesado por la Corte Suprema por
corrupción en el sistema multimillonario de coimas de Petrobras y es autor de proyectos
para instituir un Día del Orgullo Heterosexual y penar con 10 años a los médicos que ayuden
a abortar, entre otros que también ponen la piel de gallina.
Así y todo, el tipo logró su cometido.
“La verdadera causa de mi destitución estaba en tratar de obstruir la operación Lava Jato”,
sentenció la presidenta suspendida, Dilma Rousseff, al referirse a unos audios publicados
por el diario Folha de Sao Paulo, donde se compromete al jefe del Senado brasileño en ese
caso emblemático de corrupción.
Además señaló:"Las conversaciones prueban lo que siempre dijimos, nosotros jamás interferimos
con Lava Jato (...) El impeachment fue para obstruir Lava Jato y para colocar en
funcionamiento una política ultraliberal y una economía conservadora, con cortes drásticos
de los programas sociales, lo que no tiene legitimidad pues no tiene respaldo de las
urnas”.
Rousseff apuntó al jefe de los Diputados, Eduardo Cunha, también separado de su cargo
en la investigación por corrupción en la petrolera estatal Petrobras, como el personaje
“central” del gobierno interino que encabeza el vicepresidente Michel Temer.
Al respecto, la mandataria enfatizó que “pueden hablar lo que quieran. Eduardo Cunha es
la persona central del Gobierno Temer. Eso quedó clarísimo ahora con la indicación de André
Moura”’, nombrado líder de la nueva bancada oficialista en el Congreso, y que es un
diputado amigo del titular de la Cámara baja. Rousseff agregó que “Cunha no solo manda.
Él es el gobierno Temer y no hay gobierno posible en los términos de Eduardo Cunha” y, en
ese caso, el jefe de Estado interino “tendrá que arrodillarse” ante el titular suspendido de
la Cámara Baja.
La situación genera asombro. Destituyen a una presidenta elegida por 54 millones de votos,
y asume un político (Michel Temer) que sí tiene, a diferencia de la presidenta, procesos
pendientes con la justicia por corrupción y contra quien pesa también un pedido de proceso de juicio político.
Este golpe de Estado, este "golpe contra los sectores más vulnerables" dibujado bajo la figura de juicio político en contra de Dilma (y del pueblo), busca establecer en Brasil un Gobierno de hipócritas profundamente antidemocrático, corrupto y con perspectivas de políticas muy inciertas para el país.
El golpe en Brasil se dio en un contexto sudamericano mucho más profundo, con ataques contra el expresidente de Brasil Luiz Inacio “Lula” Da Silva, con rumores de que se pretende perseguir judicialmente a la expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, las maniobras contra los presidentes Nicolás Maduro (Venezuela),
Evo Morales (Bolivia) y Rafael Correa (Ecuador). Todo forma de un entramado que pretende
darle el golpe de gracia a los procesos populares de la región.
Para ello, la derecha ha desplegado dos de sus principales recursos: los monopolios mediáticos
y el Poder Judicial. Y con una lógica marcada: primero la demonización mediática, luego la intervención de fiscales de dudosa trayectoria que presentan denuncias con poco sustento
lógico y casi sin prueba alguna, acto seguido, jueces de conocida cercanía a los monopolios
mediáticos y a los poderes económicos cierran el círculo de la demonización.
En Brasil, puntualmente, todos los ataques de los medios de comunicación (O Globo en
particular) y sus socios del Poder Judicial parecían estar apuntados hacia la actual presidenta
Dilma Rousseff, pero, luego de que Lula anunciase que pretendía ser candidato en
2018, las “cañoneras mediáticas” y sus aliados en los juzgados cambiaron su objetivo.
Lula es el gran temor de la derecha en Brasil. Fue quien dirigió la bonanza económica de
Brasil desde 2003 hasta 2010, y todavía goza de bastante popularidad entre la población. El
antiguo presidente ha sido un ferviente partidario de Dilma, y su influencia fue decisiva en
las pasadas elecciones presidenciales.
El objetivo parece ser intentar desgastar al máximo posible a la actual administración para
que Lula da Silva llegue lo más condicionado posible a la próxima cita presidencial y no olvidar
que se trata del personaje mejor valorado de la política de Brasil, con un 80 por ciento
de valoración a su gestión cuando dejó la presidencia en 2010.
No sorprende, entonces, que gran parte del pueblo brasileño se ha activado en diversas
movilizaciones en "defensa de la democracia", no solo en apoyo a Dilma, sino también al
expresidente Lula da Silva. Y es el pueblo el que le devolverá al PT el poder legítimo obtenido
en las urnas.
¿Y en Argentina cómo repercute? Independientemente de las vergonzosas declaraciones
del presidente Mauricio Macri, quien avaló el golpe en Brasil, esta crisis institucional en el
principal socio de la Argentina achicará aún más las chances de recuperación económica.
Golpeará directamente en la industria automotriz y menguará las exportaciones industriales.
Entre otras nefastas consecuencias.
En definitiva, esta decisión del Congreso brasileño no hizo más que retrasar la historia en
Brasil y en toda Sudamérica. Los monopolios mediáticos y el Poder Judicial hicieron su parte.
Cunha metió la cuña. Y todos juntos posibilitaron el arribo interino de Michel Temer a la
presidencia de Brasil. Un gobierno que hoy, sin dudas, es de temer.

P.M. para VOCES DE AMÉRICA 

"CLARÍN"

Técnica de birome (lapicera) negra de 
Pablo Aleandro
para
VOCES DE AMÉRICA 

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